MEMORIAS DE UNA MADAME AMERICANA

(no todo es lo que parece)

 

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  Nell Kimbal 

En este maravilloso libro editado por Sextopiso en 2007 se cuenta, a modo de memorias, la vida de una prostituta norteamericana llamada Nell Kimbal, más conocida por “Goldie Brown”, que vivió entre 1854 y 1934.

 

A pesar del sugerente título, el libro no es pornográfico ni obsceno, ni siquiera erótico, está más cercano a la observación práctica y filosófica de la vida, aunque para describir ésta tampoco se ahorra detalles de su profesión 

 

El argumento es “de libro” por decirlo irónicamente: una niña nace en el seno de una familia campesina y pobre y para escapar a la miseria y los malos tratos del padre, decide seguir los pasos de la tía Letty, una puta retirada. Huye a Saint Louie a los 14 años y se refugia en un burdel recomendado por su tía: la casa de Zig y Emma Flegel. Es retirada por Konrad Ritcher, rico fabricante de puros, al que respeta pero no ama y que la abandona al enterarse su mujer de que tenía una mantenida. Se traslada a San Francisco donde conoce y se enamora de Monte Smith, experto ladrón de cajas fuertes y del que se queda embarazada de pequeño Sonny. Monte muere en uno de sus atracos y Goldie, con un hijo recién nacido, empieza una etapa durísima para sobrevivir, trabajando de camarera y otros oficios y coqueteando con la idea del suicidio, ya que no quiere volver a ser puta: las cosas ya no son como eran y ella se siente superior a las mujeres que se venden por nada. Recurre a su antiguo amante, Konrad Ritcher, muere su hijo de difteria y ya en la más absoluta desesperación recibe la noticia de que tiene 11.000 dólares a su disposición y viaja a Nueva Orleans para “fundar” su propia casa de citas donde ella sería la “madame”.


{mosimage}Y así vivió hasta 1917, año en que el gobierno de Nueva Orleans desmanteló Storyville, la primera zona roja de Estados Unidos. A partir de la clausura de su burdel, Goldie que ya tenía sesenta y tres años se retiró a Florida donde haría en un borrador de sus memorias.
 
 
 
 
 
{mosimage}El manuscrito se lo entregaría al editor  Sthephen Longstreet (1907-2002, seudónimo de Henri Weiner), que después de corregirlo y afinarlo lo publicaría por primera vez en 1970. Muchos críticos literarios ponen en duda la existencia de Nell Kimbal: una mujer que había dejado atrás la vida pública, que nunca quiso que se supiera su verdadero nombre y de la que no existe ningún registro público que diera fe de su existencia, y apuntan a la mano de Longstreet que conocía el mundillo y podía haber parafraseado entre otros, pasajes de Pandillas de Nueva York. Una historia informal del bajo mundo (1927) de Herbert Asbury.

 

{mosimage}No importa en absoluto si el libro fue escrito por Longstreet o no,  ni tiene sentido esgrimir otros casos de autoría difusa en las historias de la literatura, desde El pájaro pintado de Jerzy Kosinski hasta las obras de Shakespeare, pasando por Lautréamont y su enciclopedia. Tampoco hace falta notar que la parte más incómoda del relato de Nell Kimball no es su semejanza con otros textos sino que su autora, de haber existido, fue una MUJER, prostituta, pobre, autodidacta y, encima, lúcida: descreída de las ilusiones de la religión, el amor, la política y el “papel natural” de las mujeres.
 
 

{mosimage}Personaje o persona, da lo mismo, Nell Kimball, quien se declara anciana al comenzar la redacción de sus memorias, es desde el comienzo una observadora atenta y desapasionada, además de una superviviente: niega que el entorno rural en el que se crió haya sido idílico, y en cambio lo reduce a “estiércol, hedor, una lucha continua por mantenerse miserablemente vivos”; describe su rechazo a resignarse, como lo hizo su madre, a una rutina ciega de labores extenuantes y sexo con su marido mojigato; critica a su padre, como más tarde a algunos políticos de los que conocerá en los burdeles, de modo durísimo y certero. Considera el sexo desde un punto de vista pragmático: lo que la gente hace a través de él, lo que significa en sus vidas, lo que cuesta para cada quien, lo que puede cobrarse por él y en cada uno de los usos y costumbres asociados a una transacción que no parece haber variado mucho a lo largo de los tiempos.

 

Es importante también el contexto en que se desarrolla esa vida semiclandestina, es decir, el periodo que va entre las décadas finales del xix y los años previos a los veinte, cuando el puritanismo y las crisis clausuraron una época de relativa tolerancia y aires románticos y Estados Unidos se convirtió en un país del siglo xx.

            
 

http://donne.alice.it/extra/biblioteca_erotica/kimball.html

http://www.freedomusa.org/coyotela/reviews.html

http://storyvilledistrict.tripod.com/leonbellocq.html

http://www.hojaporhoja.com.mx/articulo.php?identificador=6260&numero=117

http://www.lashistorias.com.mx/blog/?p=239

 

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