CRÓNICAS DE NUEVA YORK

 

«De las definiciones del glamour, a Maeve Brennan le tocó encarnar aquella que es producto de la colisión entre la vanidad y la ansiedad.»

(German Escalona

Maeve Brennan, Ed. Alfabia, julio 2011 (21,50€)

Prólogo y traducción de Isabel Núñez

Las librerías, estos días, han entrado en un paroxismo inquietante: todos los libros habidos y por haber sobre el décimo aniversario del 11-M. Obviamente he obviado (valga la redundancia) todos esos libros. Es un tema que no me interesa nada a menos que alguien descubra la verdad algún siglo de estos.

La bloguera Juli Gan ha publicado un comentario muy acertado sobre el acontecimiento acompañado de unos increíbles videos que, eso si, me los he visto y ha aumentado mi repugnancia por el tema. Dicho queda.

Sin embargo me llamó la atención este libro llamado Crónicas de Nueva York y que no estaba “en su sitio”. Lo cogí, lo hojeé y lo compré. Qué maravilloso descubrimiento.

La autora, a la que no conocía pero de la que soy fan desde ya, escribe sobre la vida neoyorquina en los años 50 y 60 escribe unas crónicas que van desde la ternura a la sátira de la gente que vive en esa gran urbe, con un lenguaje precioso, exacto e inteligente. Estas crónicas se publicaron con el seudónimo  The Long-Winded Lady y fueron publicadas en la sección The Talk of the Town del prestigioso The New Yorker y compiladas en estas  Crónicas de Nueva York.

Maeve Brennan

Maeve Brennan (Dublín, 1917- Nueva York, 1993) nació en el seno de una familia irlandesa, católica, romántica y activamente nacionalista. Su padre, Robert Brennan fue un destacado activista político irlandés que había sido condenado a muerte en Dublín por su participación en la Rebelión de Pascua de 1916, pena que fue conmutada por cadena perpetua y posteriormente anulada. Al salir de la cárcel, Robert Brennan fue designado embajador de Eire en Estados Unidos de 1938 a 1947 trasladándose toda la familia a Washington. Cuando la familia regresó a Dublín, Brennan decidió permanecer en los Estados Unidos y se marchó a Manhattan donde fue colaboradora en Harper’s Bazaar como comentarista de moda y en The New Yorker como crítica literaria y redactora.

 

Tuvo una vida complicada: tenía esa conjunción de belleza e inteligencia que a tantas mujeres les ha acarreado, a la vez que le abría todas las puertas, la peor de las fortunas. Mujer que imponía estilo, casada con el director del New Yorker,  Clair  McKelwy. Era inteligente y muy bella, casi siempre vestida de negro y con unas grandes y oscuras gafas pero también excéntrica (vivía por encima de sus posibilidades),  alcohólica y muy, muy insegura, no dejaba indiferente a nadie: Sus detractores la consideraban «recelosa, silenciosa y, a veces, peligrosa», y sus admiradores, «divertida, elegante y en ocasiones generosa».

De ella tomó Truman Capote los principales rasgos para su personaje de Holy Golightly en Desayuno en Tiffany’s.

Tras su fracaso matrimonial sufrió depresiones y accesos psicóticos y se dedicó a la vida vagabunda. A  Brennan le gustaba deambular en sus narraciones por las zonas más sórdidas de la ciudad y vagabundear por hoteles baratos habitados por personajes solitarios. Sus recorridos por el lado oscuro de la ciudad acabaron influyendo en su mente y en los años ochenta comenzó a sufrir episodios psicóticos que le obligaron a abandonar poco a poco la escritura. Su colaboración activa con The New Yorker finalizó en 1981. Pese a ello, los responsables de la revista, cuando comprobaron en el estado físico y mental en el que se encontraba, pusieron a su disposición un alojamiento en la ciudad que ella se negó siempre a aceptar. Cuando la escritora no estaba internada en algún hospital, o vagabundeando entre los mendigos de las calles de Nueva York, el único lugar en el que deseaba vivir era en el lavabo de mujeres de las oficinas de la revista en la que había trabajado durante algo más de tres décadas. Cuando murió en 1993, en un oscuro asilo, llevaba casi treinta años sin publicar y se había convertido en homeless.

Lumen, 2005

La que parece ser su única novela, De visita, publicada póstumamente en el año 2000, es una novela corta que gira en torno al regreso de la joven Anastasia King a su Dublín natal tras varios años de exilio en París, adonde se había trasladado con su madre cuando esta decidió abandonar a su padre. Huérfana y desamparada, Anastasia regresa ahora a la ciudad para volver al hogar, la casa de su infancia, custodiada por la abuela paterna una mujer fría y rencorosa que ve en ella el símbolo de las desgracias de su hijo.   De visita habla de un mundo de mujeres que odian en voz baja, pero en su educado hastío cabe el mundo entero.

La obra fue encontrada a su muerte entre los manuscritos que guardaba. Publicada por primera vez en 2000, y traducida y prologada por Ana Núñez, en su edición en español

Maeve Brennan no tenía por costumbre hablar con nadie de sus proyectos literarios y tampoco conservaba su correspondencia. El original de la novela, custodiado por la Universidad de Nôtre Dame desde 1982, cuando la institución compró los archivos de Sheed&Ward, la principal editorial católica de los años cuarenta y cincuenta de Nueva York, no está fechado, aunque en él figura una dirección, la casa en la que vivió Maeve Brennan hasta mediados de los años cuarenta. Los estudiosos de la escritora creen que la nouvelle la escribió con menos de 30 años.

Fuentes:

http://www.edicionesalfabia.com

http://www.edicionesalfabia.com

http://www.elpais.com

http://articulosisabelnunez.blogspot.com

http://www.abretelibro.com

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