ALICE B. SHELDON

Houston, Houston

¿me recibe?

ALICE B. SHELDON

(o de como contar historias cuasi feministas de forma  masculina)

La “atracción” de las mujeres escritoras por escribir con nombre masculino es algo bastante corriente y tiene que ver con el prejuicio, casi universal, como señala Laura Freixas: de que “lo femenino se asocia con lo particular. Lo masculino, por el contrario, con lo universal”. Leía esto en el último número de la revista “Qué leer” (“Escritoras con pseudónimo de Hombre”, de Eva Orúe), e inmediatamente me acordé de Alice B. Sheldon, “Alli”, otra mujer que escribía “como” un hombre. Utilizó principalmente el seudónimo de James Tiptree, Jr. y, ocasionalmente, el de Raccoona Sheldon. 

Los amantes de la literatura de ciencia ficción conocen de sobra a James – Alice, norteamericana (1915-1987) que hizo, de su propia vida, también una ficción. Era hija única de Herbert Bradley (abogado y que dirigió tres expediciones a tierras inexploradas del centro de África) y de Mary Hasting Bradley, escritora de éxito.

 

ALICE B. SHELDON
Con 7 años en Kenya. El periódico Times publicó la noticia
Alice B. Sheldon se casó en 1934 (con 19 años) con William Davy y de quién se separó en 1941. Al año siguiente se alistó en las fuerzas armadas, siendo destinada a Europa donde conocería a su segundo marido, Huntington D. Sheldon, oficial de la CIA, con el que se casaría en 1945. Acabada la guerra vuelven a Estados Unidos y llevan una vida privada hasta que la CIA les vuelve a llamar en 1952, llegando a ser espía en los años 1954-1955. Renuncia para seguir sus estudios en la la Universidad George Washington donde se doctora en Psicología Experimental: su tesis la realizó sobre las respuestas de los animales a los estímulos en diferentes ambientes. En este mismo año empezó a escribir utilizando el seudónimo, que no abandonaría hasta finales de los años 70  al ser “descubierta”: su madre murió, “Tiptree” lo contó a unos pocos amigos que sabían que la madre había sido exploradora y escritora y que vivía en Chicago y el resto es fácil: investigaron las necrológicas, encontraron la de Mary Hasting Bradley  y ataron cabos.
Es lamentable y curioso a la vez que, una vez conocida su verdadera identidad de mujer, su enorme reputación literaria, sufrió un bajón y sus amistades se instalaron en la tibieza, quizá se sintieron engañados: los hombres por admirar la obra de una mujer y estas porque escribiera con un nombre masculino.

Uno de los méritos de las novelas de Sheldon, en palabras de su biógrafa que yo suscribo es que “…cuando Tiptree, una mujer que pasaba por ser hombre, muestra hombres que miran a las mujeres, esta complejidad narrativa también refleja la forma en que todos nosotros experimentamos nuestras vidas…”.


ALICE B. SHELDONHacia 1974 Alli empezó a manifestarse la depresión que la atenazaba hacía años , lo que ella llamaría “el pozo negro que sólo tiene una puerta” y que la llevaría, en 1987 a matar a su marido y a suicidarse ella después. Tenía 71 años.


En español podemos encontrar, además de la biografía (que recomiendo vivamente) :


– Cantos estelares de un viejo primate, Edhasa, 1980 (colección de relatos : “Tu corazón haploide; Y así sucesivamente; Su humo se elevó para siempre; Un momentáneo sabor de existencia; Houston, Houston ¿me recibe?; El psicólogo que no quería maltratar a las ratas” y Ella espera a todos los nacidos).

– El color de los ojos del neanderthal , Ed. Robel, 2003

– Mundos cálidos y otros, Nebulae 1975, (contiene entre otros: “Amor es el plan, el plan es la muerte”, que fue Premio Nebula y “La muchacha que estaba conectada”, que fue Premio Hugo).

 

Anualmente se concede en Estados Unidos el Premio James Tiptree, Jr., a la mejor obra de «ciencia ficción o fantasía que expanda o explore nuestro entendimiento de género».

 


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