Portarse mal bajo el muérdago (Bianca)

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(actualizado a fecha: Sep 11, 2024 06:46:36 UTC – Descripción)

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Ojalá mi vida amorosa fuera tan perfecta como Selfridges en Navidad.

Cassie Fitzgerald dejó escapar un suspiro de nostalgia mientras contemplaba la explosión de joyas navideñas en el escaparate de la emblemática tienda londinense. El Hada de Azúcar brillaba con firmeza sobre el hombro de un apuesto maniquí vestido con un traje de etiqueta, y las luces plateadas de imitación de nieve hacían centellear sus pequeñas alas. A Cassie se le encogió el corazón. El escaparate navideño de Selfridges nunca le defraudaba. Siempre capturaba la esperanza y la expectación de la estación de la buena voluntad de forma tan hermosa. Y, de acuerdo, puede que su vida amorosa no fuera perfecta -de hecho, era inexistente-, pero seguía siendo una gran mejora con respecto al año pasado.

Cassie frunció el ceño al recordar el deseo de Navidad que había pedido el año anterior delante de Selfridges, en el que estaba implicado Lance, su novio desde hacía tres años, y una proposición de matrimonio.

Arrugó la nariz con disgusto, el aire helado le producía un cosquilleo, mientras su mente evocaba la imagen de Lance y Tracy McGellan en actitud cercana y pornográfica en el sofá de la casa de Cassie un mes después de San Valentín. Un mes después de que Cassie hubiera aceptado aquella deseada proposición.

El color le llegó a las mejillas al recordar su sorpresa e incredulidad, seguidas rápidamente por la vergüenza de

de su propia idiotez.

¿Qué demonios la había llevado a aceptar casarse con un vago como Lance?

Era uno de sus peores deseos navideños. Junto con el deseo de un par de patines en línea cuando tenía ocho años, que le había provocado una fractura de muñeca y cuatro horas en Urgencias el día de Navidad. Casarse con Lance habría sido peor, pero en su típico estilo romántico había pasado por alto todos sus defectos, decidida a convencerse de que él era el Elegido.

Cassie encorvó los hombros contra el viento invernal. A partir de ahora iba a dejar de ver la vida con cristales de color de rosa… porque lo único que hacían era cegarla ante la realidad. Y no iba a pedir un deseo de Navidad este año, porque podría hacerse realidad.

Sería una pena no tener a nadie con quien despertarse esa mañana de Navidad, y llevaba días deprimida por ello. Le encantaba levantarse de la cama, prepararse una taza de té de manzana con especias y saborear los regalos colocados bajo el árbol. Tener que hacer todo eso sola no era lo mismo.

Pero, como había señalado su mejor amiga Nessa, Cassie estaba mejor sola que con Lance el Perdedor. Cassie se acurrucó en su abrigo. Absorbiendo el brillo de Sugar Plum y su pretendiente, dejó que el pensamiento de su afortunada escapada de Lance reforzara su determinación.

Lo que necesitas es un hombre de caramelo que despierte tus partes femeninas. Así no necesitarías otro novio vago».

Los labios de Cassie se curvaron al recordar el consejo de Nessa de «úsalo, piérdelo» cuando habían hablado por teléfono aquella mañana.

teléfono aquella mañana. A veces deseaba ser tan pragmática con el sexo como Nessa. Si pudiera tomarse el sexo un poco menos en serio, tal vez podría divertirse sin enredarse con cretinos como Lance.

ASIN ‏ : ‎ B0DFXZ4CV2
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