EL AMOR DE LAS ABEJAS OBRERAS

Aleksandra Kollontái

 

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“Me quedé sentada donde estaba, preguntándome quién tenía la razón, qué visión sería la adoptada por la nueva generación, esta clase emergente que batallaba con ideas y sentimientos nuevos.»

 

 

El amor de las abejas obreras, obra aparecida en Moscú en 1923, se reedita ahora en castellano y en ella pueden descubrirse numerosos detalles autobiográficos de Aleksandra Kollontai. Compuesta por dos relatos cortos (El amor de tres generaciones y Hermanas) y una novela (Vasílissa Malyguina), tiene como protagonistas a jóvenes mujeres, comunistas de pura cepa, comprometidas con el nuevo Estado soviético pero a la vez críticas con sus carencias.


Las mujeres que aparecen en la obra rebosan energía y orgullo, no se resignan a que el Estado soviético se quede a medias en la emancipación femenina y ponen sus principios por delante de cualquier otra consideración, aunque tampoco esconden sus dudas morales ante los acelerados cambios sociales.


Los personajes se plantean «uniones libres» más allá del matrimonio, se preguntan si hay algo de malo en la promiscuidad femenina y si la infidelidad es un hecho condenable o ha pasado a ser una derivada lógica y asumible del amor libre.

 

Por supuesto que el amor también tiene cabida, según Kollontai, en la sociedad soviética, pero su ideal de pareja no pasa sólo por amarla, sino sentirla además como camarada, compartir unos ideales de lucha y poner casi al mismo nivel la relación amorosa y el compromiso político.


{mosimage}Aleksandra Mijáilovna Kolontái, socialista, revolucionaria y feminista rusa, nació en San Peterburgo en 1872 y muere en Moscú en 1952. Hija única de una acomodada familia: los Domontovich, su padre era general del ejército imperial. Fue educada por un instructor particular y en 1893 se casaria con Vladimir Kollontái, del que tuvo a su hijo Misha. El matrimonio duró tres años, pero ella nunca renunció a su apellido.

 

 


Hacia 1890 comenzó a colaborar con asociaciones de difusión cultural que servían de instrumento para actividades clandestinas, para instruir y organizar a los trabajadores. La convivencia con las 12.000 obreras tejedoras de la fábrica Kremgolskaia, en Nerva, le impresionó profundamente. La huelga de 36.000 obreros textiles de Petrogrado en 1896 consolidó definitivamente sus ideas políticas revolucionarias.

 

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En 1897 con su marido y su hijo Misha


En 1898 escribió su primer estudio sobre sicología de la educación, titulado Bases de la educación según Dobroliubov que publicó la revista Obrazovanie. Ese mismo año viajó a Zurich para estudiar ciencias económicas y sociales bajo la dirección de Herkner, un teórico socialdemócrata.


En 1899 Herkner la envía a Inglaterra para estudiar el movimiento obrero inglés. Regresa a Rusia y escribe artículos contra el revisionismo en la revista Nautchnoie Obozrenie y se incorpora a la lucha clandestina contra el zarismo. Organiza círculos obreros en Finlandia, redacta octavillas, distribuye la prensa ilegal y escribe también sobre la lucha de liberación nacional de aquel pueblo en revistas económicas alemanas. También redacta una de sus obras más importantes, la Vida de los obreros finlandeses. Ferviente promotora del amor libre, destacó por sus revolucionarios escritos sobre la familia («El comunismo y la familia»), la mujer («El Día de la Mujer») y la igualdad de género.


En 1901 sale de nuevo al extranjero y colabora estrechamente con Kautski y Luxemburg en Alemania, con Plejanov en Ginebra y con Paul Lafargue en Francia. Cuando en 1903 la socialdemocracia rusa se escinde entre mencheviques y bolcheviques, Kolontai simpatiza con los bolcheviques pero su estrecha relación personal con Plejanov le impide romper definitivamente con los mencheviques, por lo que se ofrece a ambos como agitadora.


El inicio de la Revolución de 1905 le sorprende en la calle y es testigo de la impresionante masacre de los obreros a manos de la policía zarista.


Fue una de las primeras mujeres en promover la organización de las mujeres obreras dentro del Partido, organizando reuniones específicas para ellas. A partir de 1906 defendió la idea de que una organización de las obreras no debía ser independiente pero que debía crearse una comisión en la dirección del partido para defender y representar los intereses de la mujer trabajadora.


En aquel año se separó de los bolcheviques porque se declaró contraria a la participación en las elecciones a la Duma y desde entonces hasta 1915 se incorporó a los mencheviques.


En 1908 huye otra vez de Rusia porque le abren dos procesos, uno por organizar a las obreras del textil y otro por realizar un llamamiento a la insurrección. Permanecerá en el exilio hasta la revolución de febrero de 1917. Se instala en Alemania, afiliándose al partido socialdemócrata alemán y luego al partido belga. Trabaja como agitadora, escritora y propagandista en Francia, Inglaterra, Suiza, Bélgica, Italia, Dinamarca, Noruega y Estados Unidos, en donde permanece en los años 1915 y 1916.


En 1914, al comenzar la guerra imperialista, adoptó una posición revolucionaria internacionalista. Fue detenida en Alemania, expulsada a Suecia y detenida de nuevo por propaganda antimilitarista. Su postura internacionalista le lleva a romper hacia 1915 con los mencheviques, volviendo a incorporarse al Partido bolchevique


La Revolución de febrero de 1917 le permite regresar de nuevo a Rusia, donde es la primera mujer elegida para el comité ejecutivo del soviet de Petrogrado y desarrolla su labor revolucionaria entre los marinos de la Flota del Báltico y los soldados de la guarnición de la capital.

 

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Pavel Dybenko, marinero y revolucionario, 17 años menor que Kollontái y con el se casaría en 1917 “inaugurando” la ley de matrimonios civiles.

 

Tras la Revolución de Octubre fue Comisaria del Pueblo, encargada de la asistencia pública y la Seguridad Social en el primer gobierno revolucionario, redactando los primeros decretos de asistencia maternal y protección a la infancia. Kollontai trabajó para conseguir los derechos y libertades de las mujeres, modificando aspectos de las leyes que hacían a la mujer una subordinada del hombre, le negaban derecho al voto y la hacían ganar menos salario y trabajar en peores condiciones que los hombres. La Revolución consiguió poner las bases para igualdad real entre hombre y mujeres, liberalizando las relaciones familiares y sexuales. Se aprobó el divorcio y el derecho al aborto.


No obstante, todo este esfuerzo que consiguió poner las bases para el surgimiento de la mujer nueva en toda Rusia se empezó a desvanecer a la llegada de Stalin en 1925, ya que este, aunque apreciaba el papel de las mujeres, no creía en la plena igualdad y su emancipación completa. A partir de este momento la institución familiar volvió a ser privatizada, el aborto (en 1936), la homosexualidad (en 1934) o el adulterio se volvieron a castigar, y se reintrodujo la educación separada entre los sexos, el divorcio no se prohibió del todo pero se hizo mucho más difícil. La moral burguesa volvió a imponerse en la relaciones famliares y personales.


Antes de esto, en 1923, el espíritu crítico de Kollontái se hizo muy incómodo y sufrió de un destierro encubierto : fue nombrada embajadora de la Unión Soviética (la primera mujer en la historia) y posteriormente en Noruega, Suecia y México. Esta especie de exilio dorado la salvó de las purgas estalinistas que comenzaron con las deportaciones hacia 1927 y más tarde, de morir ejecutada como sucedió, uno a uno, con muchos de los dirigentes bolcheviques que habían participado en la Revolución de 1917.


Kollontai regresó tras la Segunda Guerra Mundial a Moscú, donde murió a los 80 años, en 1952. A pesar de sufrir una apoplejía en 1942, durante tres años dirigió la delegación diplomática de Oslo en silla de ruedas y llegó a ser candidata al Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a la guerra ruso-finlandesa.


Una vida extraordinaria.

 

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Con Clara Zetkin en la Conferencia Internacional de Mujeres de 1921

 

Para saber más:

 

http://es.wikipedia.org/wiki/Alexandra_Kollontai

 

http://en.wikipedia.org/wiki/Pavel_Dybenko

 

http://www.taringa.net/posts/info/1425511/Alejandra-Kollontai.html

 

http://www.enlucha.org/periodico/En_Lucha_098/98_11.pdf

 

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