CARTA A LA AMAZONA Y OTROS ESCRITOS ESCRITOS FRANCESES

MARINA TSVIETAIEVA

CARTA A LA AMAZONA Y OTROS ESCRITOS ESCRITOS FRANCESES

Llegué y vi: la vida es una estación.

Inútil deshacer las maletas

Carta a la Amazona,  que da titulo al libro, es u texto escrito en forma de carta y se supone que inspirado en el libro de Nathalie Barney Pensamientos de una Amazona y escrito entre 1932 y 1934.

 

CARTA A LA AMAZONA Y OTROS ESCRITOS ESCRITOS FRANCESES

En él, la poeta describe los escollos del amor entre dos mujeres para demostrar la fatalidad del mismo: Carta a la Amazona es un ejercicio de páginas brillantes que contempla las salidas y los impedimentos de la homosexualidad femenina. Es un texto de reflexión. ¿Qué posibilidad de sobrevivir se tiene viviendo con una mujer, amando a una mujer?, parece ser la pregunta esencial del escrito. Relata una  historia  de amor lésbico entre una muchacha joven y una mujer mayor. Expresa su propia lucha interior con el lesbianismo, así como su concepción sobre la limitación del amor entre mujeres: la imposibilidad de engendrar hijos.

Marina jamás se consideró lesbiana, del mismo modo que tampoco lo han hecho otras escritoras como Djuna Barnes quien a pesar de haber sostenido romances con otras mujeres, no se definía a sí misma como lesbiana  dicha clasificación le parecía limitada para lo que ella pensaba era el amor y lo que involucraba. Hay que señalar la modernidad y el poder de esta escritora, que en 1932 ignora las convenciones sociales y explora, a través de la literatura, lo mas profundo de las posibilidades de la vida.

CARTA A LA AMAZONA Y OTROS ESCRITOS ESCRITOS FRANCESESLa poeta vivió una gran pasión con una mujer, Sofía Parnok, poeta y traductora rusa entre los años 1914/1916. También, en 1819, tuvo un romance con la actriz   Sonetchka Holliday a quien dedica una de sus mejores obras, Historia de Sonetchka.

Marina Ivánovna Tsvetáyeva es una poeta rusa nacida en 1892. Se casa en 1912 con Sergio Efren con el que tendría 3 hijos. Una de ellos, Irina, muere de hambre en 1920, con apenas 3 años. Sergi se listó en el Ejército Blanco y Marina no tiene noticias de él hasta 1921. Su vida es un continuo ir y venir, por Europa sola y pobre. En 1938 regresa a la Unión Soviética para reunirse con su marido y su hija Ariana. Este mismo año Efron es arrestado y su hermana Anastasia internada en un campo de concentración.


En 1941, sin noticias de su marido (ejecutado plena invasión nazi en la carcel en fecha desconocida) es evacuada de Moscu al entrar la Unión Soviética en guerra con Alemania. En Chistopol intenta trabajar como lavaplatos. En vano. A finales de agosto se suicida, ahorcándose.


CARTA A LA AMAZONA Y OTROS ESCRITOS ESCRITOS FRANCESESDeja una obra viva, fuerte, intransigente que fue salvada de la destrucción y del olvido por su hija Ariadna Efrón. Sin embargo el tema de su poesía no gira en torno a la política; en su obra triunfa la pasión amorosa como leitmotiv, sus versos se escriben siempre fuera del tiempo, sin pasado, sin futuro, La poeta es prisionera de su oficio y nos da ya sea en prosa, ya en verso, su particular visión del mundo. Marina escribe de lo que vive, su escritura no es autobiográfica en sentido estricto, aunque habla desde ella misma, de lo que ve y siente y piensa y extraña y disfruta y le duele.


En la Unión Soviética permaneció casi inédita hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó a ser conocida a través de hojas clandestinas.

CARTA A LA AMAZONA Y OTROS ESCRITOS ESCRITOS FRANCESESEstá considerada como una de las figuras más relevantes de la literatura rusa del siglo XX, junto con la de Anna Ajmátova, Ossip Mandelstam y Boris Pasternak, poeta precoz, publicó su primera obra, Álbum vespertino, a los dieciocho años. A esta obra siguieron Linterna mágica, De dos libros, Verstas, El campamento de los cisnes y, posteriormente, sus obras de madurez: Rey-doncella, Versos a Blok, La separación, El oficio y Un espíritu prisionero, entre otras, que le convirtieron en una de las cimas de la literatura de este siglo. En este último libro se recogen fragmentos de su diario correspondientes a 1918 y 1919 y relatos como «El novio» (1933), «El chino» (1934) o «Tu muerte» (1917), una selección de poemas, y el fascinante texto que da título al volumen y en el que la escritora reconstruye la vida literaria de los años veinte y treinta dentro y fuera de Rusia.


La correspondencia entre Boris Pasternak y Marina Tsvetaeva es muy rica en novedades, una verdadera novela epistolar, cuya parte central involucra a un tercer personaje, Rainer Maria Rilke, adorado por ambos y ligado a los dos poetas rusos por un río de sentimientos, entre los cuales estaba su amor por Rusia, «tierra limítrofe de Dios», meta de su inolvidable peregrinaje juvenil. Lo que resulta de un intercambio de cartas que va de 1922 a 1936 es una sucesión de acontecimientos de una extraordinaria intensidad.

Rilke

Rilke (muerto de leucemia en 1926) es demasiado etéreo para esas peripecias y demasiado blanda la «bondad» de Pasternak, hacia la cual Tsevetaeva tendría palabras de amarga dureza en una de sus últimas cartas, en la que denuncia la egoísta elusividad del escritor ruso.


En el magma lingüístico de su prosa, Marina vuelca una energía amorosa ubicua y arrolladora en un vínculo erótico imaginario con los dos ídolos de su alma, Pasternak y Rilke. «La fidelidad como constancia de la pasión me es incomprensible, extraña», decía Marina, capaz de varios amores, pero auténtica en su entrega completa a Rilke, a Pasternak y al marido, Serguei Efron, al que siguió resignada a una patria que ya no era la suya ni siquiera de nombre.

A Rilke, al que nunca conoció personalmente, Marina le podía escribir palabras como éstas: «Rainer, quiero encontrarme contigo […], quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir […] Simplemente dormir. Y nada más. No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más. No, algo más: aun en el sueño más profundo, saber que eres tú. Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo». En el sueño, y no sólo en la realidad, Marina vivía sus exaltaciones amorosas.


La relación con Pasternak, más larga y directa, fue también más compleja, porque el matrimonio de Boris la convenció de que, aunque predestinados espiritualmente el uno para el otro, la vida privada, además de la pública, los dividía de modo inexorable y fatal. El encuentro de ambos (el «no encuentro», como ella lo llamó) que se produjo en París, en 1935, marcó un límite, más allá del cual la novela epistolar no podía continuar. Pero en sus destinos y en sus poesías, la influencia recíproca fue duradera y en el caso de Pasternak, persistió después de la muerte de Marina, ya que la presencia de ésta en El doctor Zhivago está viva. Más allá de cualquier identificación de un modelo para el personaje de Lara, como Olga Ivinskaja, el último amor de Pasternak, esa presencia es el espíritu rebelde y tempestuoso de Tsvetaeva, que flota en numerosas páginas de la novela.

CARTA A LA AMAZONA Y OTROS ESCRITOS ESCRITOS FRANCESESMarina le había declarado a Pasternak que jamás volvería a Rusia, convertida en la URSS («simplemente porque ese país no existe. No sabría adónde volver. No puedo volver a una sigla, cuyo sentido no entiendo»). El mismo Pasternak en una carta de 1927 la alertaba sobre una realidad policíaca fundada sobre la delación: «¿Pero sabes qué es hoy Rusia? …”.

A esa Rusia, que ya no lo era, Marina, más tarde, sería impulsada a volver en un acto de desesperada abnegación, pero, entre tanto, en los últimos tiempos de la correspondencia con Pasternak, es ella la que advertía las debilidades del escritor, la que luchaba para que él fuera cada vez más fiel a sí mismo, quien en la última carta (de marzo de 1936) le enseñaba cómo ser independiente, cómo resistir a las extorsiones ideológicas (Pasternak había sido acusado por los críticos comunistas de ser extraño a las masas), y le predijo la desventura que lo esperaba. La carta, a esa altura demasiado peligrosa, no recibió ninguna respuesta. Fue el fin de la «novela epistolar» y el presentimiento del fin de sus protagonistas. Marina, a la que Pasternak había llamado «una fuerza universal» y que lo había llevado a definir el encuentro con ella.

Para saber más:

http://www.islaternura.com

http://biblioteca.itam.mx

http://www.lacentral.com/recorridos?idr=449

http://context.themoscowtimes.com/index.php?aid=130400

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2372

http://www.arlindo-correia.com/100304.html

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