El corazón de nosotros (Bianca)
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PRECIO: 2,70€
(actualizado a fecha: Sep 18, 2024 04:20:34 UTC – Descripción)
EASTON
Mientras me cae agua caliente por la espalda, me agarro el pene y lo bombeo con visiones de Tatum. Su largo pelo castaño, sus ojos azul océano y sus curvas me consumen la mente.
Como todas las mañanas desde hace dos meses, empiezo el día con pensamientos inapropiados. Tatum no sólo trabaja para mí en mi tienda de surf y trajes de baño, sino que también alquila el local de enfrente.
Una doble tentación.
Cuando entrevisté a Tatum por primera vez, sentí una atracción inmediata, pero me guardé mis pensamientos. No sólo sería poco profesional, sino que me di cuenta de que estaba pasando por algo sólo por los vagos detalles de su vida.
Se mudó al apartamento amueblado encima de mi tienda con dos maletas pequeñas. Como soy un cabrón entrometido, busqué su nombre en las redes sociales, pero no encontré nada. Ni siquiera un perfil de Facebook o una cuenta de Spotify.
Tatum no tiene huella digital.
Sin embargo, no me importó porque algo me hizo querer ayudarla y protegerla. Puede que eso me pase factura algún día, pero por ahora aprovecho cualquier oportunidad para conocerla mejor.
Aparte de los aspectos misteriosos de su pasado, es callada y reservada. Un completo giro de 180 grados con respecto a la última persona que vivió frente a mí.
Pero Tatum…. es exactamente de lo que están hechos los sueños húmedos.
La tensión en mis pelotas me domina mientras la excitación me recorre la columna vertebral. Aprieto la pared de la ducha con la palma de la mano y me preparo. Con los ojos cerrados, imagino a Tatum en el bikini que se probó la semana pasada en el trabajo.
Casi se me doblan las putas rodillas cuando salió. Incluso Nova, otra de mis empleadas, se quedó sin habla.
Sé que Tatum es mayor y que probablemente me ve como un surfero bobalicón, pero las cosas que le haría -si ella me lo permitiera- me mandarían directamente al infierno.
Estoy a segundos de explotar cuando un chirrido me distrae. Abro los ojos al darme cuenta de que es el detector de humos.
«Tienes que estar de coña», siseo y cierro el grifo. Todavía tengo la polla dura y ansiosa por liberarse, pero me envuelvo la cintura con una toalla y me dirijo a la habitación. Todas las alarmas de mi piso gritan en señal de protesta.
Saco la pila e intento reiniciarla. El pitido agudo continúa.
Luego voy al salón y hago lo mismo.
Los hijos de puta siguen sonando.
El sonido de la rueda del hámster girando roba mi atención. Miro la jaula cerca de la estantería y George me mira fijamente mientras corre.
«No me mires mal. Lo intento».
Voy a la cocina y sé que he encontrado al que me está dejando sorda. Agarro una silla, me subo a ella y, segundos después, mi puerta se abre de golpe.
Allí está Tatum, agotada, con un pijama ajustado y una camiseta de tirantes.
Sus pezones están duros y en posición de máxima atención.
Otra imagen grabada a fuego en mi cerebro.
«¿Pero qué…?»
Sus labios se congelan mientras me mira a través de sus pestañas y se posa en mi torso desnudo y húmedo.
Levanto la mano, giro la tapa del detector y saco la batería.
«Oh… por eso has tardado tanto». Traga saliva mientras sus ojos se detienen en la toalla.
«Sí.» Salto de la silla y vuelvo a colocarla en su sitio. «Mierda como esta ocurriría en el peor momento posible».
Por supuesto, no menciono que me estaba masturbando con imágenes de ella. No necesito avergonzarme antes de las nueve de la mañana.
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