SUKKWAN ISLAND
“En general estoy jodido. Necesito un mundo animado, y que haga referencia a mí. Necesito saber que cuando un glaciar cambia o un oso se tira un pedo tiene algo que ver conmigo. Pero no puedo creer nada de esa mierda, aunque lo necesito” pág. 100)
Una novela terrible e impactante, claustrofóbica y angustiante, terrible y demoledora, que habla de las relaciones entre padre e hijo, de lo infantiles y descerebrados que podemos ser los adultos cuando no vemos salida a nuestra vida.
La recomiendo vivamente, yo me la he leido dos veces seguidas y todavía no doy crédito.
Gil, casado y divorciado dos veces invita a su hijo Roy, de 13 años, a pasar un año en una cabaña que ha comprado en Sukkwan Island. Tom, la persona que los lleva hacia allí en una avioneta será el contacto que tengan con el exterior y pasará por el lugar cada x tiempo para ver si todo va bien y llevarles lo que necesiten. La cabaña tiene una radio de las antiguas, con la que podrán ponerse en contacto con quien quieran ante cualquier problema.
Los primeros días, padre e hijo descubren el trabajo que supone prepararse para el invierno de esa zona de Alaska. Empiezan a preparar un cobertizo para guardar comida en el exterior, cazan y pescan para ir teniendo alimento que, a base de sal, van ahumando para que se conserve durante más tiempo, etc.
David Vann, con tres años y su padre en Ketchikan, Alaska
Las primeras noches, el hijo va descubrieno en el padre actitudes extrañas: cada vez que se acuestan el padre solloza y berrea durante un largo rato antes de quedarse dormido. Ante semejante actitud el hijo hace oídos sordos e intenta olvidar por la mañana, cuando todo parece volver a la normalidad.
Con el paso de los días los llantos del padre van introduciendo al hijo a partir de pequeñas confesiones de su vida: la culpabilidad por haber sido infiel. Lo mal que se ha portado con las mujeres. Lo solo que se siente. El hijo no sabe qué responder y aunque desea volver a California con su madre y su hermana, se siente obligado a quedarse en este inhóspito lugar en compañía de un padre al que no conoce y que resulta ser un tipo egoista e inestable que arrastra a su hijo sólo por que le es imposible estar solo.
Sukkwan Island, existe, es una isla perteneciente al Archipiélago Alexander en el sudeste de Alaska. Tiene un área de 166,9 km2 y una población de 9 personas según el censo del año 2000.
Y hasta aquí puedo leer. La novela tiene 210 páginas y es en la número 125 donde la historia da un giro tan inesperado, tan dramático, que se queda una paralizada y vuelves a releer las últimas páginas segura de que algo se te ha escapado.
La novela en una joya: una historia magnífica, aunque desoladora, un lenguaje perfecto. Hacia tiempo que no me entusiasmaba tanto con la obra primeriza de un autor. Espectacular.
A los 13 años a David Vann le cambió la vida. Su padre, un hombre depresivo y desesperanzado, divorciado dos veces a causa de su infidelidad, le preguntó si quería ir a pasar un año con él en Fairbanks, Alaska. Él le dijo que no. «Dos semanas más tarde mi padre su suicidó”. Como Roy sus padres estaban divorciados. Como Roy vivia con su madre y hermana en California, pero al contrario de Roy, Vann dijo “no”.
En la actualidad es profesor de escritura creativa en la Universidad de San Francisco.
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