LA MADRE DEL CAPITÁN SHIGEMOTO
LA MADRE DEL CAPITÁN SHIGEMOTO
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Junichiró Tanizaki, DeBolsillo, 2009
En febrero 2009 ha salido la edición de bolsillo de “La madre del capitán Shigemoto”. Una buena ocasión para hacerse con él y conocer, quien no lo conozca, a su autor, el japonés Junichiró Tanizaki. Siruela publicó, además de este título, otro también en el 2008: El cortador de cañas (septiembre 2008).
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Junichiro Tanizaki (Tokio 1886 – Atami 1965), está considerado uno de los principales exponentes de la literatura japonesa del siglo XX.
La obra se basa en textos japoneses de la época Heian (794-1185) y aborda la nostalgia de su madre, fallecida prematuramente, y la persistencia del deseo en la vejez, cuando el amor ya sólo es una pasión tierna y ridícula. Tanizaki recreó el dolor que produce la belleza, incluso en sus manifestaciones más delicadas. La dama de Ariwara, una joven de apenas 20 años, se casa con el septuagenario, Kunitsune. Kitsukuni, abrumado por su vejez y su falta de vigor sexual, acaba «regalándosela» a Shiei, sobrino suyo mucho más joven, ante la estupefacción de Heiju, amante de la dama. Ésta da a luz a un niño, Shigemoto, hijo biológico de Kitsukuni, que criado por su padre añorará y buscará a su madre durante toda su vida. Parte de la novela se basa en los diarios imaginarios de ese hijo.
{mosimage}Tanizaki muestra el poder destructor del deseo. Las pasiones desatadas, incluso sin proponérselo, por la misteriosa dama de Ariwara, sembrarán la desdicha en infinidad de vidas. Ni la muerte frenará el infortunio. Las generaciones posteriores sufrirán por el egoísmo y la vanidad de los amantes. Las figuras más trágicas de esta historia, el viejo Kunitsune, la dama de Ariwara y el pequeño Shigemoto, sufren tanto “como las ramas del trébol japonés, demasiado débiles para sostener su propio peso”. Kunitsune encarna la frustración del hombre que encara la muerte en soledad, sin otra compañía que los recuerdos.
Junichiro Tanizaki está considerado uno de los principales exponentes de la literatura japonesa del siglo XX. En sus novelas se advierte claramente el conflicto abierto en el escritor entre pasado y futuro, entre Oriente y Occidente
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Tanizaki (izquierda) estudiante en la First Higher School, en 1908
En 1949 apareció La madre del capitán Shigemoto y ese mismo año fue galardonado con el Premio Imperial de Literatura.
Algunas de las obras de Tanizaki en castellano son:
El cortador de cañas:
{mosimage}Este libro que fue publicado en 1932, y es una pequeña obra maestra que sintetiza las preocupaciones temáticas y formales de Tanizaki en la etapa determinante de su carrera: la narración de un desconocido que aparece como una sombra entre las cañas de la ribera del río, en una noche de contemplación de la luna llena; un relato dentro de un relato, volcado en los moldes formales de la novela clásica del antiguo Japón; una sociedad que se aferra a los últimos destellos de la civilización que fue; una historia de amor triangular, donde la pasión se nutre de renuncias y connivencias.
La llave:
{mosimage}“Este año me propongo escribir libremente sobre un tema del que hasta ahora no me había atrevido jamás a hacer ninguna mención en estas páginas. Siempre he evitado comentar mis relaciones sexuales con Ikuko, pues temo que ella pueda leer a hurtadillas mi diario y sentirse ofendida”… Así comienza este elegante y misterioso relato de corrupción erótica. En La llave, un profesor que lleva casi treinta años de vida conyugal, decide estimular por diversos medios las relaciones con su esposa, una mujer más joven que él, que ha recibido una rígida educación tradicional. Durante el día, tanto el profesor como la bella Ikuko consignan en sus diarios las aventuras de la noche anterior. Cuando, al poco tiempo, empiezan a sospechar mutuamente de leerse los diarios, no dudarán en escribir sus confesiones para los ojos del otro.
El elogio de la sombra:
{mosimage}En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza ha sido siempre la luz. En cambio, en la estética tradicional japonesa lo esencial es captar el enigma de la sombra. Lo bello no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra. Lo mismo que una piedra fosforescente en la oscuridad pierde toda su fascinante sensación de joya preciosa si fuera expuesta a plena luz, la belleza pierde toda su existencia si se suprimen los efectos de la sombra. En este ensayo clásico, escrito en 1933, Junichiro Tanizaki va desarrollando con gran refinamiento esta idea medular del pensamiento oriental, clave para entender el color de las lacas, de la tinta o de los trajes del teatro no; para aprender a apreciar el aspecto antiguo del papel o de los reflejos velados en la pátina de los objetos; para prevenirnos contra todo lo que brilla; para captar la belleza en la llama vacilante de una lámpara y descubrir el alma de la arquitectura a través de los grados de opacidad de los materiales y el silencio y la penumbra del espacio vacío.
Para saber más:
http://www.kirjasto.sci.fi/tanizaki.htm
http://www.lecturalia.com/autor/2715/junichiro-tanizaki
http://www.artandculture.com/cgi-bin/WebObjects/ACLive.woa/wa/artist?id=1055
http://www.shunkin.net/tanizaki/biographie/biographie.html