LA LEY DEL SILENCIO

 

 “El cine es un arte de puntos culminantes. Tiene que abarcar cinco o seis secuencias? La novela es un arte de momentos altos, medios y bajos y, aunque creo que nunca deberá pasarse por alto su forma, se trata de una forma a la cual cerramos la puerta de entrada sabiendo muy bien que se colará por la ventana en cuanto la dejemos abierta»

(Bud Schulberg)

 

Bud Schulberg, Acantilado, sept. 2011 (24,50€)

 

 

Ya aviso que he comprado este libro principalmente porque es la primera vez que se edita en español, pero que no pienso leerlo de momento hasta que no me reconcilie con su autor, además de que la película del mismo nombre y protagonizada por un enooooorme y chivato Marlon Brandon, en el papel de Terry Malloy, creo que la he visto y revisto más de una docena de veces. Dirigida en 1954 por Elia Kazan la peli obtendría un total de ocho estatuillas  pero  que la recuerdo como un panfleto anticomunista, tal como era normal en aquella época en los Estados Unidos de América, pero con un guión, actores y realización impecables.

Schulberg había dedicado, “…no uno o dos meses, sino años de mi vida a absorber todo lo posible de la ribera portuaria de Nueva York, haciéndome habitué de los bares del lado oeste de Manhattan y de Jersey donde chantajistas e insurrectos tanto irlandeses como italianos tenían sus cuarteles generales o sus segundos hogares. Ni siquiera después de asistir a las vistas de la Comisión Estatal contra el Delito (sobre delitos en el puerto), rebosante de libretas y blocs llenos de notas (y con el Oscar aquél en la repisa de la chimenea) logré vencer la convicción de que mi tarea como cronista de la gente de los muelles y las tensiones de la ribera se hallaba lejos de haber concluido. Lo que estaba en juego, descubrí, era mucho más que expandir un guión de ciento veinticinco páginas en una novela de cuatrocientas”.

Como dijo Schulberg, que fue el que realizó el guión a partir de su propia novela : «La película se centraba en Terry Malloy, un matón a medias feroz atrapado entre la mafia del puerto y el angustioso despuntar de una conciencia. Elia Kazan y Marlon Brando habían tratado el personaje con brillantez y sensibilidad, y yo había escrito los diálogos cuidadosamente, con el oído puesto en mis vagabundeos por la ribera. Pero la restrictiva mecánica del dijo él-dijo ella no me había permitido explorar la mente del personaje en sus vacilantes esfuerzos por sacudirse la pereza; por así decir, me había impedido pillarlo con la guardia baja. Más importante, debido a que el film se centraba en un personaje dominante, que la cámara traía a primer plano, había sido imposible situar la historia en su perspectiva social e histórica. En la novela, Terry es una hebra en una cuerda de fibras trenzadas; da una idea de los complejos nudos del mundo de la ribera que enlaza a Nueva York, una frontera sin ley que sigue siguendo casi desconocida para los ciudadanos de la metropoli. En la novela encontré la oportunidad de poner a Terry Malloy en el foco adecuado. Sólo era preciso contar la historia desde otro punto de vista y con un final distinto en mente. Esto demandaba un final por completo diferente, a la vez que un desarrollo más pleno de algunos personajes que en la película habían sido figuras secundarias.”

 

 Bud Schulberg

   

De nombre Symour Wilson Schulberg, nació en Nueva York el 1914 y murió, también en NY en 2009, era hijo de B.P. Schulberg, director de Paramount Pictures y de Adelina Jafee Schulberg, hermana del productor de cine Sam Jafee. Asistió a la Academia Deerfield y se graduó en la Universidad de Dartmouth, en Hannover. Trabajó como publicista en la Paramount, y publicó cuentos en periódicos y revistas tales como Colliers y The Saturday Evening Post. Durante la Segunda Guerra Mundial, estuvo en la Oficina de Servicios Estratégicos, colaborando con John Ford en la Unidad Documental. Publicó su primera novela en 1941, y finalizada la guerra, comenzó a trabajar como guionista, siendo famosos sus guiones como el ya mencionado La ley del silencio y Un rostro en la multitud. También trabajó como periodista deportivo, siendo jefe de reporteros de boxeo de Sports Illustrated. Fue investigado por el Comité de Actividades Antiamericanas, en 1947, por haber pertenecido al Partido Comunista. Aunque durante «la caza de brujas» fue junto a Elia Kazan uno de los principales delatores de sus antiguos compañeros de partido.

 Lo bueno de haber publicado esta novela después de 56 años de su publicación es que nos hace recordar otras suyas, que recomiendo encarecidamente:

Más dura será la caída (Alba Editorial, 1999)

El desencantado (Acantilado, 2004)

De cine. Memorias de un prícipe de Hollywood (Acantilado, 2006)

¿Por qué corre Sammy? (Acantilado, 2008)

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

GrupoUnetcom