KAFKA: DIARIOS (1910 – 1923)

Soy un hombre cerrado, taciturno, poco sociable, descontento, sin que todo ello constituya una infelicidad para mí, ya que es solamente el reflejo de mi meta. De mi modo de vivir en casa se puede sacar alguna deducción. Vivo en familia con personas bonísimas y afectuosas, más extraño que un extraño. Con mi madre no he cambiado en estos últimos años más de veinte palabras de promedio al día; con mi padre, nada más que el saludo. Con mis hermanas casadas y mis cuñados no hablo en absoluto, sin que esto signifique que esté enojado con ellos. El motivo es sencillamente éste: no tengo absolutamente nada que decirles. Todo cuanto no es literatura me hastía y provoca mi odio, porque me molesta o es un obstáculo para mí, por lo menos en mi opinión».

(Franz Kafka)

Franz Kafka, Lumen Fábula, 4ª ed 2010 (9,95€)

Ed. a cargo de Max Brod: Traducción Feliu Formosa

En su día me leí Kafka hasta la extenuación. Estaba de «moda» y era impensable que no conocieras su obra. Obviamente no le voy a quitar ningún mérito (no soy nadie), pero tengo que decir que sus novelas, para mí: ni fu ni fa.

Sin embargo hace poco encontré, en colección de bolsillo estos Diarios que, en 1975 publicó Lumen. Nunca es tarde si la dicha es buena. Me ha gustado muchísimo mas el Kafka persona que el Kafka novelista. Aunque es una obra densa, merece la pena: la recomiendo vivamente.

Entre 1910 y 1923, Kafka escribió en 12 pequeños cuadernos reflexiones sobre su vida y la literatura;  sobre sus amigos, sobre el sexo; frases incomprensibles junto a relatos completos. Una imagen -‘Los espectadores se ponen rígidos cuando pasa el tren’- abre el primer cuaderno. El último se cierra con un intento de hacer ‘comprensible’ el angustioso ejercicio de escribir. Escritos entre las siguientes fechas: mayo de 1910 a noviembre de 1917; junio de 1919 a diciembre de 1922 y una última entrada a mediados de 1923. El orden cronológico vale para los cuadernos sucesivos pero no siempre para todos los contenidos de cada uno. Kafka hacía entradas, en diversas fechas, en distintos cuadernos a medio llenar, generalmente señalando el día de cada entrada.

Los Diarios de Kafka nunca estuvieron destinados para su publicación y por ello más sinceros e íntimos, en los que volcó sus más íntimos secretos, frustraciones y deseos, y contienen una de las confesiones más hirientes que ha producido la literatura europea del siglo XX.

Narra  muchos sueños y visiones involuntarias que lo asaltan al despertar o durante el día, meditaciones, aforismos, descripciones de cosas y personas observadas, reflexiones sobre gentes, amistades, conflictos, amores e innumerables reproches dirigidos por Kafka particularmente a sí mismo y, a veces, a la familia y a los amigos.

Las entradas más frecuentes dan cuenta de las actividades habituales del día: figuran alusiones a la jornada de trabajo en la oficina de la Compañía de Seguros y a la vigilancia de la fábrica de asbesto, propiedad del padre de Kafka, que le ha sido encomendada. Además de estas obligaciones que por lo monótonas considera como “trabajo forzado” que le roban el tiempo para escribir, el diario se ocupa en detalle del uso del poco tiempo restante: el autor pasea por Praga, se reúne con sus amigos, va al teatro, a conciertos, a funciones de ballet y a recitales, escucha conferencias sobre una variedad de temas ofrecidas por conferenciantes renombrados que pasan por Praga, visita prostíbulos, organiza lecturas públicas de escritos propios y ajenos, y se dedica a la tertulia con compañeros de mesa en los cafés de la ciudad.

Kafka tomaba parte en cuanto ocurría y que asistía a cuanto se ofrecía, era sociable, participativo, interesado en las artes, amistoso y ligado estrechamente a la vida social y religiosa de la comunidad judía de Praga de la que su familia formaba parte. En definitiva una imagen muy distinta a la que nos ofrece su obra.

Franz Kafka, hijo de una acomodada familia de comerciantes, pertenecientes a la minoría judía de lengua alemana, nació en Praga, el 3 de julio de 1883, y murió, tuberculoso, el 3 de junio de 1924, en el sanatorio de kierling, cerca de Viena. Tras obtener, a los veintitrés años, el título de doctor en Derecho, ejerció hasta su muerte el monótono oficio de empleado de varias compañias de seguros. Aunque contrajo tres compromisos matrimoniales, no se casó nunca, y aunque dedicó su vida entera a la literatura, sólo consiguió publicar en vida unos pocos cuentos, dejando al morir una copiosa producción inédita. Gracias a su amigo y ejecutor testamentario Max Brod, que se negó a cumplir su última voluntad, -según la cual todos sus manuscritos debían ser destruidos-,se nos han conservado ocho volúmenes de novelas, cuentos y escritos autobiográficos, entre los que figuran  El castillo, El proceso y Carta al padre.

Fuentes:

http://www.elpais.com/articulo/cultura/diarios/Kafka/publican/version/integra/primera/vez/espanol/elpepicul/20010105elpepicul_2/Tes

http://www.revistadossier.cl/detalle.php?id=113

http://es.wikipedia.org/wiki/Franz_Kafka

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