RAZONES PARA VIVIR

AMY HEMPEL


o el Método Spanbauer

 

 

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Amy Hempel, Tusquets, 1989

 

Siguiendo con la “cansinez” del mes de septiembre, recupero un libro de relatos de una escritora norteamericana no muy conocida en España., de la que, desafortunadamente, se ha traducido solo este libro.


Amy Hempel nació en Chicago (1951) is escritora, periodista y profesora universitaria. Fue alumna de Gordon Lish (¿nos acordamos del editor de Raymond Carver?) que, impresionado por sus relatos cortos la ayudó a publicar, Reasons to Live  (Razones para vivir) en 1985, que ganaría el Commonwealth Club of California Silver Medal.


Razones para vivir reúne quince cuentos, algunos muy breves. Sus páginas encierran dolor, algo de amargura, como ese relato en el que una mujer de la limpieza no logra eliminar la mancha de sangre de la alfombra que dejó el cadáver de la mujer del viudo cuya casa limpia y cuida. O aquel en el que una chica vela la agonía de una amiga en el hospital, y la moribunda le dice: «Cuéntame cosas que no me importe olvidar», o la mujer que ha sufrido un aborto y teje compulsivamente ropita de bebé para una amiga…


En su narrativa, las referencias tradicionales (hogar, padres, amantes amigos, etc.) no crean dependencia y quizás por ello los personajes dan importancia a los pequeños triunfos de la inteligencia: la ironía y el humor acabando siempre por reconocer que cualquier cosa puede convertirse en una razón para vivir.


 El libro es imprescindible e inolvidable.

 

 

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Amy Hempel

 

Otras obras son: At the Gates of the Animal Kingdom (1990), Tumble Home (1997), The Dog of the Marriage (2005) y The Collected Stories (2006).

 

{mosimage}Sus relatos cortos han sido publicados en Vanity Fair, Harper’s, The Quaterly, The Yale Review y en diversas antologías como The Norton Anthology of Short Fiction. Y es coeditora, junto con Jim Shepard de Unleashed–Poems by Writers’ Dogs (1995), que incluye contribuciones de Edward Albee, John Irving, Denis Johnson, Gordon Lish y Arthur Miller, entre otros.

 

Hempel podría pertenecer a la “escuela” dangerous writing (escritura peligrosa) que consiste en revelar, más o menos minimalísticamente, con la más confesional de las primeras personas, aquello que más te asuste o te avergüence o te arrepientas de haber hecho o pensado hacer o, simplemente, haber pensado.


{mosimage}Esta corriente está personificada en Tom Spanbauer el cual, influenciado por Gordon Lish,  dirige un prestigioso taller literario, en Oregón. Uno de los discípulos, Chuck Palahniuk, en un ensayo sobre Hempel que escribió para The L. A. Weekly- enumera y recorre los diferentes stages del Método Spanbauer. El primero se llama Caballos y tiene que ver con la utilización de motivos recurrentes a lo largo de un viaje narrado. No renunciar a los caballos que se cabalgan, pero sí transformarlos en otra cosa sin perder el aria del galope original. Algo así. El segundo paso es Quemarte la lengua y consiste en decir algo de manera incorrecta, retorcerlo, despreciando los clichés para que el lector avance más lento y se vea obligado a leer cuidadosamente. Lo siguiente es ser consciente del Ángel que registra: escribir sin emitir juicios y dejar que sea el lector quien saque sus propias conclusiones a partir de los elementos dispares y distorsionados que le entrega el autor. El último mandamiento tiene que ver con Escribir sobre el cuerpo y que el blah-blah-blah de lo que puede llegar a decir un personaje sea reemplazado por sensaciones físicas: olores, sabores, roces y dolores.

 

 

Os recomiendo encarecidamente leer el artículo completo aparecido en El País, Tartas perfectas y escrituras peligrosas,  cuya dirección podeís ver al final.

 

 

Para saber más:

 

http://www.youtube.com/watch?v=Nf7SnZccYqE

http://librosintapa.blogspot.com/2008/01/la-cosecha.html

http://www.elpais.com

 

 

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